En el blog de dejar las drogas respondemos hoy a esta pregunta, a partir de lo que ya se sabe sobre los mecanismos por los cuales actúa la droga en el organismo y su capacidad para producir dependencia.
Todas las drogas con capacidad adictiva actúan en una determinada zona del cerebro denominada centro del sistema cerebral de recompensa. Cada sustancia lo hace a través de diferentes mecanismos y produce efectos distintos en otras zonas del cerebro. Todas las sustancias que producen efectos en dicho sistema cerebral, cuando se administran en animales de laboratorio, acaban provocándoles un aumento creciente del consumo, es decir, producen refuerzo.
En un primer momento, el individuo puede consumir una droga por diferentes factores, especialmente por los relacionados con la cultura y el ambiente. Una vez que ha experimentado sus efectos, éstos le pueden parecer agradables por lo que la probabilidad de que vuelva a consumirla se ve incrementada. El uso continuado hace que el organismo ponga en marcha una serie de mecanismos adaptativos, de forma que surge el fenómeno de la tolerancia; es decir, que los efectos de la sustancia se van atenuando tras repetidos consumos, salvo que el individuo incremente la dosis administrada. Con el tiempo, y de forma especial en quienes consumen la droga a diario, pueden aparecer una serie de molestias físicas y psicológicas cuando ha transcurrido un lapso desde la última dosis o bien se interrumpe el consumo. En el primer caso, una dosis habitual puede resolver dicho malestar, mientras que en el segundo caso suelen ser necesarias dosis más elevadas de las habituales. En cualquier caso, el individuo se acostumbra a consumir droga para evitar los estados emocionales desagradables y experimentar los placenteros, es decir, que la droga pasa a tener un papel fundamental en la vida de la persona, desplazando otras actividades o intereses, como los familiares, profesionales, o de otro tipo…