Dejar la cocaína – Aumenta la producción de cocaína
Según un informe de 2016 de la Junta de Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), vinculado a la ONU, América del Sur sigue siendo prácticamente el único proveedor de cocaína de los mercados ilegales de drogas de todo el mundo y la prevalencia del consumo de cocaína se ha visto incrementada en aquella zona.
El estudio concluye que este incremento se debe al ascenso en los últimos años de la superficie dedicada al cultivo en Colombia, que ha sido de casi el 40%.
Se cree que las expectativas generadas en torno a las negociaciones del proceso de paz podrían haber contribuido a que los agricultores tuvieran mayores esperanzas de beneficiarse de los posibles programas de desarrollo alternativo y podrían haber motivado un auge de los cultivos ilegales. Esto, unido a la cesación de las actividades de erradicación mediante la aspersión de glifosato por las autoridades en 2015, explicaría por qué el cultivo de coca casi llegó a duplicarse. El estudio también destaca que, contrariamente a Colombia, se ha detectado la reducción del cultivo ilícito en Bolivia y una tendencia a la baja en Perú.
En otras conclusiones del informe se especifica que el uso indebido de pasta base de cocaína se concentra en América del Sur y que la prevalencia anual del consumo de cocaína sigue aumentando, aunque el cannabis sigue siendo la sustancia que más se consume en la región. En este sentido, la prevalencia del consumo de cocaína el pasado año entre los estudiantes de enseñanza secundaria era más elevada en América del Sur que en América del Norte, Centroamérica y el Caribe.
Además, también se ha visto incrementada la difusión de sustancias psicoactivas de origen vegetal, como la Salvia divinorum y el khat, que, en el pasado, se destinaban única y exclusivamente a los ritos religiosos de los pueblos indígenas. En Colombia, el consumo de estas sustancias fue superior al consumo de LSD, éxtasis o metanfetaminas.
La ONU confía, sin embargo, que el proceso de paz, la transición de las FARC a la vida civil y el programa de sustitución de cultivos, contribuyan a mejorar la fiscalización de drogas y de la cocaína en particular.